Relato | Mudanzas Inesperadas

─¡Anda ya Hermenegildo! ¡Ponte a recoger este chiquero! ¡O sino voy yo y echo todo lo que me encuentre en el piso al costal de la basura!

─¡Pero mamá! ¡Qué te pasa! ¡Es domingo y apenas son las 7 de la mañana!

─¡Niño no me contradigas! ¡Obedece! ¡Que yo voy a limpiar la cocina!

─Ok mamá. Ya no te enojes pues.

─¡Pues comienza ya! ¡Que tenemos poco tiempo!

─¿Cómo que "poco tiempo" mamá?

Después de esa pregunta no me respondió en ese instante. Es más, simplemente se salió de mi habitación a toda velocidad. ¿Qué le habrá pasado? ¿Por qué estaba con tanta prisa? ¿Alguna urgencia? ¿Algún accidente? ¿Algún evento importante? ¿Habrá algún secreto? ¿Por qué todos nosotros tenemos secretos y no nos atrevemos a relevarlo? ¿Cuál será la magnitud de la situación? ¿La habrán amenazado a través de una llamada telefónica y por eso ella está preparando "una emboscada"? ¿Por qué todos los problemas de la sociedad los relaciono con episodios de las series de policías y ladrones que he visto en televisión? ¿Por qué me entretiene ver esas clases de series? ¿Por qué estoy pensando en tantas preguntas? ¿Me debería de importar los problemas de mamá? ¿Le preguntaría cuál es su problema? ¿Exactamente cómo redactaría la pregunta para decírselo? ¿No debería yo empezar a recoger mi habitación? ¿Por dónde empezar? ¿Hasta cuándo voy a acabar? ¿Por qué siento tanta flojera? ¡Ni modo, ahh qué pereza! ¿Y si espío a mamá y descubro toda la verdad? ¿Qué es la verdad? ¿Cuál será mi meta para el futuro? ¿Qué me gustaría dedicarme cuando yo sea grande? ¿Filósofo? ¡No, espera! ¡Me estoy desviando de la situación actual! ¡Esas preguntas déjalas para otra situación! ¡Concéntrate Hermenegildo! ¿En qué estaba? Ahh sí. ¿Por qué tanta curiosidad en mí? ¡Voy a bajar las escaleras y observaré a mamá! ¿Vale? ¡Voy pues! Y ya hablando en serio, ¿por qué me estoy formulando tantas preguntas a través de mi mente y mis pensamientos? ¿Me considero un preguntón? ¡Espera, ya basta de preguntas!

Bajé las escaleras y miré la cocina. El lugar medio recogido pero mamá no estaba. ¡Oh no! ¡Más dudas y preguntas se aproximan! ¿Dónde estará? ¿Qué voy a hacer? ¡Ya sé! ¡Seré detective! Apenas iba a imaginarme yo con un traje, una lupa y una pipa en la boca en busca de pistas cuando de la nada sentí un fuerte jalón de pelo. Era mamá.

─¡Te dije que empezaras a recoger tu habitación Hermenegildo Flores Marcopolo!

─¡Ayy para! Eso duele. ¿Cómo supiste que iba a bajar las escaleras?

─Intuición de madre. Bueno no, en realidad tus pasos se escucharon por toda la casa cuando bajabas las escaleras. ¿Qué no escuchaste tus propios pasos hijo mío?

─Andaba pensativo mamá. ¿Es que no se supone que ibas a limpiar la cocina? Cuéntame. ¿Qué pasa?

─Ayy hijo. Dejé pendiente la cocina porque estaba empezando a empacar la ropa y demás cosas de mi cuarto.

─¿Y eso?

─¡Bueno tarde o temprano te vas a enterar! ¡Hermenegildo, nos mudamos de casa!

─¡Cómo que nos vamos a mudar mamá! ¿Tan rápido? Pero si hemos estado en esta casa por menos de 4 meses. ¿Qué sucedió mamá?

─Problemas con la dueña de esta casa hijo mío.

─Pero si siempre pagas la renta puntual. No lo entiendo.

─Mira hijo, te voy a contar. Tu sabes que cuando se busca una casa rentada para poder vivir y lo encuentra, inmediatamente contacta al dueño o dueña de esa casa.

─Si lo sé mamá.

─Ok. Le explicas al dueño de esa casa prácticamente lo que "realiza tu familia": ¿A qué se dedica? ¿Cuántos integrantes hay en la familia? Etcétera.

─Si. ¿Entonces le contaste acerca del negocio de frutas y verduras que tenemos a la dueña?

─Exacto. Les expliqué a la dueña del negocio en ese entonces de las personas que vienen a la casa a surtir la mercancía, del orden y la limpieza del negocio, de cuáles espacios de la casa se utilizarían para dicho negocio.

─¿Y la dueña estuvo de acuerdo?

─Pues claro que si estuvo de acuerdo. De aceptar esas condiciones se firmó un contrato de legalidad.

─¿O sea que la dueña estuvo de acuerdo al principio pero ahora se contradijo?

─¡Exacto! ¿Cómo lo supiste hijo mío?

─Intuición de hijo. Ok no, pues simplemente es cuestión de lógica. A uno lo corren de la casa por incumplir las normas pero si esa persona respetaba esas normas... entonces el problema es de la misma dueña. ¡Cometió un grave error al echarnos!

─Pues como diría tus abuelos: "La casa es de ellos, que hagan lo que se les dé la regalada gana". Vieras tremenda discusión que tuve con ella hace unos 2 días antes. Pero bueno, pasado es pasado y ahora debemos de mudarnos lo más pronto posible.

─¿Y a dónde vamos a vivir mamá?

─Tú no te preocupes por eso. A esta familia no se le van a encerrar los problemas. Y de hecho ya está planeado todo. Ya encontramos nuevo lugar y sé que te va a encantar. Pero por ahora eso será un secreto. Así que por lo mientras, tienes que empacar tus cosas útiles a más tardar 5 días. No quiero que empaques basura como las tarjetas tiradas en el piso, envolturas de chuchería y media, ¿entiendes Hermenegildo Flores Marcopolo?

─¡Si mamá! Pero ya no digas mi nombre completo que eso se me hace muy extraño.

─¡Anda! ¡Sube ya a tu habitación a realizar lo que te dije!

Obedecí a mamá. Me dirigí a subir las escaleras y entré a mi habitación. Realmente estaba muy desordenado. Así que en estos 5 días, poco a poco fui empacando las cosas hasta dejar la habitación casi vacía. Y es que todas estas series de acontecimientos de mudanzas inesperadas e ironías me han dejado muchas emociones, entre los que destacaría la tristeza al tener que abandonar a la gente que apenas conocía como por ejemplo la señora del negocio de abarrotes del lado opuesto de la calle; era muy amable a la hora de atenderme. O también el enojo que le hicieron a mi mamá. ¡Ayy señora dueña cabeza hueca! ¡Qué bruta deberas!

Aunque en esta casa hemos estado muy poco tiempo, la habitación contenía muchos objetos que yo consideraba por bellos recuerdos, fragmentos de mi temprana vida. Empecé a empacar mis libros que siempre disfruto leer generalmente en las vacaciones; desde los libros escolares hasta los libros de ciencia fricción, de aventuras o policíacas. Algunos de éstos fueron regalos por cada cumpleaños que celebraba, otros porque me llamaron la atención y simplemente lo compré. Al igual que pasó al empacar mi ropa; playeras, pantalones, ropa interior, ya sabes, lo normal. Incluso entre ese montón de ropa me encontré con prendas que solía ponerme hace 5 años o más atrás y que ahora por lógica ya no me queda. Ni yo mismo me entiendo el porqué lo sigo conservando. O a lo mejor si sé. Puede interpretarse como la manera tan drástica de que fue el crecimiento de mi físico y porqué no, de mi mentalidad. Guardar nuevamente en una cajita los objetos frágiles que definen mi personalidad como documentos importantes que van desde mi acta de nacimiento hasta mis boletas de calificaciones de los 5 primeros años de la primaria; o de las fotografías de mí con mis padres y mis hermanos en festivales del Día de la Primavera, del Día de Muertos o en alguna obra de teatro realizada dentro de la escuela o también imágenes de las vacaciones de toda la familia, o estando conviviendo con mis conocidos y amigos de toda la infancia; o de pequeños y sencillos regalitos que me han dado como cartas, osos de peluches y un largo etcétera. Ya solamente quedaba terminar de vaciar todo mi ropero, guardar la computadora de escritorio, desarmar la cama y esperar la fecha de la mudanza para una nueva etapa en mi vida.

Puede que no sea la gran cosa a comparación de otros grandes eventos como las graduaciones de mis hermanos o la despedida a mis compañeros del preescolar pero siempre digo que un cambio de ubicación, de destinatario requiere también de un cambio de mejora de mi personalidad. Dejo en esta casa no solamente bonitos recuerdo sino también de lecciones de aprendizaje para convertirme en una persona útil para la sociedad. En un principio, mis intentos de rebeldía e irresponsabilidad eran consecuencia de golpes a chanclazos o a cinturonazos. Sé que me van a decir que esos son actos de violencia y sí, tienes toda la razón, lo son. Pero a pesar de eso, me siento agradecido porque gracias a que me corrigieron "a la mala", yo jamás le voy a robarle las monedas (aunque sea un peso) debido a que todo ese dinero es el producto de esfuerzo del trabajo de mis propios padres, es más, hasta ya me comprometí a ahorrar de vez de cuando, te seré honesto. A no responderle con groserías a mi mamá cuando yo estaba enojado y ella quería ordenarme algo porque ahora sé que eso la hería demasiado. Así de dura me he corregido. Aunque claro, tampoco voy a decir que me volveré "un santo". Sé que seguiré haciendo travesuras y lo más importante es que aún todavía me falta atravesar las primeras puertas de la adolescencia y por los rumores que he escuchado, los problemas se vuelven más pesados. Pero estoy listo para afrontar a lo que sea. Si me voy a caer en un obstáculo pues simplemente me caeré y me levantaré con la ayuda del amor y cariño que me brinda mi familia querida. ¡Vaya! ¡No me imaginaba escribir tantos pensamientos e ideas reflexivas! Creo que ya solamente queda escribir el final de este relato de un joven de 12 años.

Tal como lo dijo mamá, 5 días después llegó el camión de la mudanza. Vaciaron la casa durante casi todo el día e incluso ella dejo el último recuerdo de este lugar. Y es que antes de que fuéramos a partir definitivamente, mamá le dijo a la cara de la dueña "¡Muchas gracias por la vivienda señora vieja cabeza hueca!", dejándola con una cara enrojada con ganas de responderle pero que ya no pudo porque el camión arrancó la llanta. Y es así como llegamos a la nueva casa y tal como lo dijo, está muy hermosa (también mi mamá por supuesto). Te diría la descripción de la casa pero prefiero guardarlo como un secreto de mi mismo. Empezamos a desalojar todos los muebles y a acomodar nuevamente los recuerdos de esta historia de unión familiar. ¡Y bien! Ya lo único que queda es dejar que la vida misma transcurra.