Justo Cocodrilo

Cuando la familia Cocodrilo recibió la maravillosa llegada de un nuevo ser por parte de la cigüeña, todos los animales tropicales carnívoros y herbívoros de la costa de Oaxaca festejaron con múltiples danzas y realizaron una emotiva ceremonia dedicada al gran árbol sagrado de Tule, misma que fue adornada con muchas ofrendas florales. En dicho lugar el señor Rafael Cocodrilo dedicó las siguientes palabras a todos los presentes.

─A todos mis animales hermanos y en especial a los grandes espíritus que viven en el legendario árbol sagrado de Tule y que día tras día protegen nuestros hábitats de la furia del mal les quiero agradecer enormemente por celebrar el nacimiento de nuestro primer hijo al que mi esposa y yo hemos nombrado como Justo. Sin duda alguna este acontecimiento marcará el comienzo de una nueva sociedad en la que desaparecerán las antiguas rivalidades entre animales carnívoros y herbívoros, ya que no habrá superioridad en el animal dominante de la cadena alimentaria y a la vez ya no habrá más miedo en el animal dominado. La selección natural será la nueva ley universal en la que sólo sobrevivirán los animales que más se adapten al hábitat en lugar de matarnos los unos a los otros. ¿Estamos todos de acuerdo?

Todos dijeron "sí" a la ley tras varios años de inmenso debate pero en seguida apareció la opinión destructiva de la señora Leticia Iguana.

─Disculpa por lo que voy a decir pero usted y todo su grupito de dientes afilados aún no me generan mucha credibilidad. Es bien sabido que los carnívoros antes asesinaban a los herbívoros para su fuente de alimentación pero con la aplicación de la selección natural eso les impedirán ejecutar tal acción. Mi pregunta es el siguiente: ¿entonces qué es lo que van a comer para poder sobrevivir?

─Señora Leticia Iguana usted sabe que todos los carnívoros no pueden cambiar sus hábitos alimenticios por más que quisieran. Es como pedirle a un herbívoro que dejara de comer hierbas. Eso es imposible.

─¿Entonces quiere decir que seguirán comiendo carne?

─Así es. Pero ya no los vamos a asesinar ya que la propia selección natural se encargará de ello.

─Aun así me parece grotesco que ustedes consuman carne. ¡Deberían de convertirse en vegetarianos! ¡Yo les exijo! ¡Ustedes son un peligro para nuestra integridad!

─Señora cálmese. Esos argumentos ya fueron debatidos en años anteriores. La ley ya está escrita y usted tiene que darnos una oportunidad.

─Oh no señor Rafael Cocodrilo. Ustedes los carnívoros siempre serán catalogados como unos asesinos y manipuladores. Y ése nuevo hijo que tienen les juro que en los próximos años va a terminar matando a alguien inocente.

─No si se le disciplina con el ejemplo desde pequeño señora. La educación es responsabilidad de cada uno de nosotros como padres. Y como puedo observar, usted también tiene un hijo nacido hace un mes atrás al que debe de educar a que ya no sienta miedo hacia cualquier animal.

─A mi hijo Roberto lo estoy educando correctamente, no como el suyo. Lo único que les exijo es que ustedes sean vegetarianos o que no se les acerquen a él.

─¿Por qué? ¿Miedo a romper las barreras clasistas de que los carnívoros somos unos salvajes? Y por cierto, no siga diciendo ofensivas a mi hijo Justo o si no soy capaz de...

─¿De qué? ¿Acaso usted no puede controlar sus emociones salvajes? ¿Me va a asesinar?

─¡Eso jamás! ¡Yo solo le exijo respeto a nuestra clase! Pero como usted no entiende, a partir de ahora la familia Cocodrilo y la familia Iguana sólo se van a tolerar.

─¿Tolerar? ¡Nunca! ¡Yo los odio! Y si me disculpan, me retiro de esta celebración llena de hipocresías.

Tras este acontecimiento, todos los animales tropicales de la costa empezaron a señalar a la familia Iguana de tener "una mentalidad retrógrada" pero eso no importó para que su madre siguiera educando bajo ese odio y miedo enorme que sentía a su hijo Roberto. Mientras por el otro lado, la familia Cocodrilo empezó a criar a Justo de valores como el respeto, la responsabilidad y la honestidad, recalcándole siempre que, a pesar de ser un animal carnívoro tenía prohibido de dejarse dominar por la cadena alimentaria para evitar asesinar a los animales considerados como débiles. Así pasaron muchos años hasta llegar a la época en la que todos los hijos de la nueva generación estudiarían la Universidad.

Justo Cocodrilo se convirtió desde el primer día de clases en el animal más admirado del recinto. Su grandiosa habilidad para comunicarse con el debido respeto hacia cualquier animal lo han posicionado como un ser tan amigable. Inteligente y de buena condición de salud, Justo siempre se dedicaba a resolver las problemáticas de los demás que las de sí mismo y eso consistía en buscar la reconciliación con la familia Iguana aparte de controlar siempre su lado carnívoro. Pero Roberto Iguana no obtuvo la misma suerte que la de Justo. Si con mucho trabajo la madre pudo convencer a los directivos de que aceptaran a su hijo en la Universidad por culpa de sus antecedentes morales, en el primer día de clases Roberto Iguana fue odiado bajo ninguna circunstancia por todos sus compañeros y a pesar de que algunos profesores hasta el mismo Justo trataban de fomentar el respeto entre la clase, este hecho fue inútil. Con baja autoestima se sentía totalmente aislado del mundo, sacaba las peores notas y era siempre objeto de burlas y agresiones. Y todo esto le partía el corazón a la familia Cocodrilo y a la mejor amiga de la infancia de Justo, Arcoíris Pez. En una mañana cualquiera de día de clases normales, Justo y Arcoíris platicaron lo siguiente.

─Voy a ser honesta contigo Justo. Me duele mucho que todos en este mundo lastimen los sentimientos de Roberto Iguana.

─¿Y tú crees que a mí no me da tristeza Arcoíris? Mi padre siempre me ha comentado que todo ese odio injustificado hacia Roberto ha sido origen a la inmoralidad de la señora Leticia. Ella habló muy mal de los carnívoros en mi fecha de nacimiento y eso desgraciadamente trajo consecuencias lamentables. Y hasta la fecha ella sigue con esa ideología de que los carnívoros matan y fomentan el miedo a los herbívoros como lo plasmaba antes la ley de la cadena alimentaria.

─Los errores de una madre nunca tienen que asumir la culpa el hijo. ¡Hay que alzar la voz ante todo el mundo para que ya dejen de fomentar el bullying en la Universidad!

─Ya intentamos de todas las maneras posibles de solucionar este problema pero los animales insisten en odiarlo cada vez más bajo nulas circunstancias.

─¡Pues qué estúpidos son con el debido respeto! Y por cierto, ¿alguna vez intentaste hablar con Roberto?

─Siempre trato de intentarlo pero ni siquiera puedo acercarle ya que en ese instante termina huyendo del lugar. Es como si realmente me tuviera miedo. ¡En verdad que ya no sé qué hacer! ¿Sabes Arcoíris? Muchas veces me he preguntado si toda esta admiración que sienten hacia mí realmente es de verdad o simplemente es una completa mentira.

─No te sientas culpable Justo. Ahora lo único que podemos hacer es que yo me atreva a conversar con Roberto y decirle que a pesar de todo este odio, siempre contará con una amiga para desahogar sus penas.

─Eres de corazón puro, Arcoíris. No hay tiempo que perder.

Arcoíris Pez se dirigió a buscar a Roberto Iguana por todos los rincones de la Universidad hasta que lo encontró sentado en una banqueta de la calle con una lágrima entre sus ojos y mientras miraba los automóviles pasar.

─...Esto ya no se le puede llamar vida. Siento mucho odio.

─Hola. Oye, no te asustes. ¿Me puedo sentar en esta banqueta?

─¿Acaso te quieres burlar de mi como lo hacen todos los demás en esta Universidad pez de colores? Te he observado y eres muy amiga de ése populacho al que le dicen Justo Cocodrilo.

─No digas eso. Él es un gran animal y siempre se preocupa por cada uno de nosotros. ¿Por qué no le das una oportunidad de platicar contigo?

─Porque honestamente me parece un imbécil que se cree muy amigo de todos los animales cuando la realidad se trata de un carnívoro que finge todo este teatro para algún día poder atacar a sus presas.

─¡Justo no sería capaz de dejarse influenciar por la cadena alimentaria!

─¿Y tú cómo lo sabes pececilla de colores?

─Lo mismo te pregunto, Roberto.

─Está en la genética de la naturaleza. Justo es un carnívoro y la naturaleza lo ha desarrollado para matar a los animales más débiles como yo e incluso tú. Ahora responde a mi pregunta. ¿O es que acaso me vas a salir con una cursilería de que "Justo es mi mejor amigo y por lo tanto no me matará" o algo así parecido?

─Yo solo quería ayudarte a salir de este desahogo que sientes. Pero me equivoqué. ¡Eres un grosero!

─Pues ya viste que fuiste una inútil para mí. Ya no me importa que el mundo me odie así que ya no necesito tu miserable ayuda interanimal. Ahora si me disculpas, quisiera seguir estando solo.

Justo Cocodrilo que estaba escondido en un arbusto cercano a la banqueta para poder escuchar toda la conversación estalló en protesta en cuando Roberto le dijo tales ofensas a Arcoíris diciendo lo siguiente.

─¡Bueno ya basta Roberto! ¿Cómo te atreves a ofender a mi mejor amiga de esa manera? Ella solo quería conversar contigo para...

─¡Mentira! Lo único que tú querías es que yo me creyera sus palabras para poder dirigirme contigo y luego matarme.

─¡Yo no soy ningún asesino! ¿Por qué no me tienes confianza?

─¡Porque eres carnívoro! ¡Eres carnívoro! ¡Ya dije!

─Ese odio que sientes hacia mí está estereotípicamente injustificado.

─Diles eso a todos esos estúpidos animales que siempre me han insultado a lo largo de mi vida por el simple crimen de existir. Sé que este odio tuvo origen desde que mi madre ofendió a los de tu clase y lo siento mucho. ¿Pero crees que a mí no me duele ver a mi madre siendo señalada por todos en este lugar? Sólo ella me ha demostrado afecto y amor inculcándome su odio y su temor. Y es que a pesar de todos sus errores, mi madre es la única pizca de paz para mí.

─Roberto, lucharemos por arreglar la paz y tranquilidad en esta costa buscando alguna solución. ¡No estás solo!

─¿Qué no te das cuenta? ¡Ya no tengo solución! ¡No lo tengo! No lo...

─¡Cuidado Roberto! ¡No!

Un automóvil atropella a Roberto Iguana dejándolo tendido y sumergido en un pequeño charco de sangre en el pavimento. Todas las autoridades y comunidad estudiantil de la Universidad al presenciar la escena llamaron inmediatamente una ambulancia mientras que Justo Cocodrilo se lamentaba profundamente.

─¡Es mi culpa Arcoíris! ¡Es mi culpa!

─¡No digas eso Justo! ¡Llora conmigo y meditemos al árbol sagrado!

Cuando los paramédicos confirmaron que seguía con vida, inmediatamente lo trasladaron al hospital. Contactaron a Leticia Iguana y su esposo acerca de lo sucedido y al llegar, los cirujanos les dijeron que esperaran en el pasillo mientras realizaban la operación. Tras varias horas después, un médico sale del quirófano y dice.

─Señora Iguana, la operación se realizó con éxito y su hijo se encuentra consciente y estable.

─¡Muchas gracias a usted y al árbol sagrado! ¿Puedo hablar con él?

─Sí claro, pero tiene cinco minutos. Lo encontrará en la habitación número seis.

Leticia Iguana al llegar a la habitación ve a su hijo y llora de felicidad al sentarse a un lado de la camilla. Roberto tenía varios vendajes en la cabeza y entonces le dice lo siguiente.

─Mamá perdóname mucho por dejarme dominar por Justo Cocodrilo. Pero él solo quería ayudarme a salir de esta depresión y así poder cambiar esta vida llena de odio y temor por una nueva llena de respeto y paz.

─No hijo mío. Tú perdóname mucho y te juro que a partir de hoy en adelante vamos a cambiar este mundo, juntos.

Así termina esta historia del Cocodrilo de corazón puro.

Moraleja por parte del autor: No permitas que los sentimientos destructivos te dominen! Si te están dominando, déjate ayudar. Recuerda que el respeto hacia cualquier persona de diferente raza, color de piel, orientación, género, etcétera genera una comunidad no solamente más diversa sino también una comunidad más sana llena de amor, paz y tranquilidad. ¡Sé el cocodrilo de corazón puro!

Mensaje por parte del autor: Esta pequeña fábula fue fuente de inspiración para el microrrelato "Destierro" que fue publicado en el blog "La Pluma Azul De Katty" de la autora "Katty". También un fragmento de esta historia es narrado en el Episodio 11 del podcast "Cultural Corner" por "Silvia", del blog "EmocionArte".